jueves, 26 de septiembre de 2013

Tiempo de switcheo

publicado el 26 de septiembre de 2013, en la columna "Con peras y manzanas" del Diario de Morelos

Todos conocemos a alguien, casi siempre nuestra madre, que está en todo. “Tienes ojos en la espalda”, “un ojo al gato y otro al garabato”, son algunas de las frases que ha acuñado el saber popular para describir a estas personas. Es sorprendente para muchos la capacidad que algunos tienen para el multiprocesamiento, es decir, estar en varias tareas aparentemente al mismo tiempo. Es justo esta aparente simultaneidad la que han descrito con gran claridad las ciencias computacionales.

Cuando llevé clase de arquitectura de computadoras, aprendí que su procesador central suele tener una serie de tareas que atender: leer información de un disco duro, capturar datos del teclado, desplegar imágenes en la pantalla, enviar documentos a impresión, e incluso comunicarse con otras computadoras en la red. Hoy día las computadoras tienen más de un procesador, y parecería natural que hicieran muchas tareas al mismo tiempo, considerando que cada procesador puede atender una tarea en particular. Sin embargo, y a pesar de que no es exactamente así como trabajan las computadoras actuales, quiero hacer un viaje en el tiempo para recordar aquellas máquinas del siglo pasado. Sólo tenían un procesador y era necesario que atendieran teclado, memoria, pantalla y demás “simultáneamente”. El secreto detrás de este paralelismo aparente era el minimizar el tiempo de switcheo. Es decir, no hay manera de que un solo procesador atienda más de una operación por instante, lo que sucede es que se tienen filas de operaciones y se atiende un poco a cada operación. Como es más rápida la computadora en recibir datos del teclado que nosotros en teclearlos, le da tiempo suficiente para desplegarlos en pantalla e incluso guardar en memoria temporal lo que escribimos. La cantidad de tareas distintas que pueden hacerse está limitada por el tiempo que se tarda en dejar una tarea en pausa y retomar otra.

Aunque nuestro cerebro es mucho más complejo que un procesador artificial, y de hecho, sí realiza tareas en paralelo, también es cierto que cuando atendemos muchos temas al mismo tiempo, dependemos fuertemente del tiempo de switcheo. De tal forma que, la cantidad de temas que podemos atender en un momento depende tanto de la capacidad que tengamos para almacenar los temas y donde nos quedamos en cada uno, como de la velocidad con que logremos soltar un tema y tomar otro para procesarlo.


Nuestras abuelitas y mamás nos han enseñado por generaciones la importancia de optimizar el tiempo, atendiendo tantos temas como sea posible, minimizando los tiempos ociosos. Estoy segura que Thomas Watson, el líder del equipo de la IBM/360 (la primera computadora que hacía multitasking), no era la excepción, ¡gracias Sra. Watson!

jueves, 19 de septiembre de 2013

¿Suficiente o necesaria?

publicado el 19 de septiembre de 2013, en la columna "Con peras y manzanas" del Diario de Morelos

Una de las clases que más he disfrutado tomar y dar ha sido la que tiene que ver con el análisis y diseño de algoritmos. Un algoritmo es la secuencia de pasos necesarios para llevar a cabo un acción. Una receta de cocina es un tipo de algoritmo. Podemos ver a la lista de ingredientes como la entrada y al resultado final, el pastel, como la salida. El proceso de preparación, si está descrito en una serie de pasos bien definidos, sería el algoritmo. Bueno, cuando uno está diseñando algoritmos, necesita entender con claridad la relación ente las causas y los efectos. O dicho de otra forma, entre las condiciones de entrada y las decisiones que se toman a partir de esas condiciones.

Aunque parece muy lógico y trivial, me he dado cuenta con el pasar del tiempo que la diferencia entre las condiciones necesarias y suficientes para que suceda tal o cual resultado no es muy clara para todos. De tal forma que, en términos coloquiales, solemos creer que con cumplir las condiciones necesarias en automático se deben obtener los resultados esperados. Por ejemplo, para poder votar es necesario tener 18 años o más, pero no es suficiente, hace falta también tener una credencial de elector vigente.

En los últimos 12 años, he tenido la oportunidad de participar como jurado en una gran cantidad de concursos para detectar jóvenes talentos en ciencia, tecnología e innovación en nuestro estado. Desde nivel primaria hasta licenciatura, he visto desfilar un sinnúmero de estudiantes talentosos unos (otros no tanto), con proyectos de distinta índole en prácticamente todas las disciplinas del conocimiento. Sin duda, la detección de talento joven es necesaria para poder detonar el desarrollo en generación de innovación de una región. Sin embargo, no es suficiente. Para lograr un impacto real, es fundamental orientar a esos jóvenes talentosos, formarlos en las disciplinas necesarias para complementar su conjunto de competencias y acercarlos a las cadenas de generación de conocimiento formales (universidades, centros de investigación, empresas de tecnología, etc.).

Afortunadamente, ya en Morelos se cuentan con varias iniciativas en este sentido. En particular está el programa “Robótica en tu Escuela” que promueve el IEEE de Morelos, la Secretaria de Desarrollo Social y el Instituto Mexicano de la Juventud (www.omimorelos.org.mx). Su objetivo principal es detectar y formar estudiantes talentosos que estén interesados en programar computadoras y robots didácticos.


Dar a conocer este tipo de programas y convocatorias no es suficiente para transformar nuestra sociedad en una sociedad de conocimiento, sólo es necesario.  

jueves, 12 de septiembre de 2013

De parches y reformas

publicado el 12 de septiembre de 2013, en la columna "Con peras y manzanas" del Diario de Morelos

Hace un par de meses, detecté que el tirol del techo del baño de visitas se desprendía poco a poco. Ante la sorpresa, me dediqué a observarlo más de cerca y noté una gotera que fluía a razón de gota por 90 segundos. Subí al baño que se encuentra directamente arriba y todo se veía en orden. Llamé al plomero, revisó por encimita y notó que la tina del baño superior ya había perdido el sellador en las orillas, vertió un litro de agua en ese hueco y comprobó que toda el agua se escapaba por el sellador hacia el entrepiso. Su diagnóstico, re-sellar orillas y listo. Observé con atención ahora la tina, evitando mojar cerca del sellador, y el problema persistía. Finalmente, y después de casi una semana de observar con atención y consultar a 2 plomeros, 1 maestro albañil y 1 milusos, decidí remodelar el baño superior. Convertí el hueco de la tina en una regadera y re-entubé su desagüe. Santo remedio, el entrepiso está seco, y el nuevo tirol del baño de visitas seguramente durará otros 20 años.

El daño estructural que puede ocasionar en una casa pre-fabricada una loza de concreto que es humedecida constantemente, es de terror. Si en lugar de analizar el problema paso a paso, desde los efectos hasta las causas, hubiera decidido aplicar parches aquí y allá, seguramente me habría ahorrado las incomodidades de una remodelación, algunos pesos este año y la molestia de ver el cambio de color y estilo entre los mosaicos originales y los nuevos. La solución de corto plazo aparentemente me habría dejado muy bien y tranquila y, si pretendiera deshacerme de la casa pronto, heredaría el problema a otros. Sin embargo, no es el caso. Esa casa la habitará mi hija y su descendencia. Me importa, y mucho, dejársela en las mejores condiciones posibles. De ahí la importancia y la necesidad de haber estudiado el problema de raíz y encontrar un balance costo-beneficio con visión de largo plazo. Incluso, la decoloración del mosaico nuevo contra el antiguo en unos años desaparecerá. No parché, reformé estructuralmente esa pequeña sección. Sé que no quedó perfecta pero tengo todo el tiempo para, ahora sí, ir haciendo pequeñas modificaciones que eleven nuestro confort en ambos cuartos de baño.


Cuando hablamos de Reformas Institucionales, debemos tener el mismo enfoque, ya sean Energéticas, Fiscales, Educativas. De poco servirá maquillar las estructuras antiguas con fines electorales. México es nuestro hogar, y la gran mayoría de los mexicanos y nuestra descendencia, seguiremos habitándolo. Requerimos de opiniones de expertos en distintas áreas, de líderes que observen los problemas con visión integral, desde los efectos a las causas y logren desenmarañar cuáles cambios son indispensables y cuáles pueden irse afinando con los años. Parchar sólo es buena solución temporal para las llantas de nuestras bicis, o de nuestros coches en una emergencia. Dejemos la inmediatez, abramos la mira temporal, involucremos a expertos en todas las disciplinas necesarias y pensemos sustentablemente. Sólo así, aplicando el pensamiento científico moderno e integral, podremos lograr que otro México sea posible.


De lozas a losas

publicado en el el 12 de septiembre de 2013, en la columna "Con peras y manzanas" del Diario de Morelos


Una anécdota que me apena terriblemente es la que tiene que ver con el día que decidí no volver a manejar “en mi vida”.  Tenía catorce años, recién había terminado por segunda ocasión mi curso de manejo un día antes y conducía el Topaz automático de mi madre, con ella de copiloto por supuesto. Rumbo al super, me lancé a un crucero como el “borras”, sólo con la vista al frente. Mi santa madre apenas alcanzó a gritar “¡Fíjate por donde vas, voltea antes de cruzar!”. Yo, con eso tuve. Se me inundaron los ojos de lágrimas, llegamos a nuestro destino y con voz sollozante, le entregué sus llaves a mi mamá y muy dignamente exclamé: “No te preocupes, no vuelvo a manejar. Yo para esto no sirvo”.  Lo peor no fue mi drama, sino que tardé diez en años en volver a manejar un auto (gracias Oscar) y desde entonces lo he disfrutado y aprovechado enormidades.

La crítica y como la recibe el criticado suele ser un tema incómodo. Incluso, hemos llegado a calificar como “constructiva” a aquella que nos hace mejorar, en oposición al resto de las críticas que por lo tanto son “destructivas”. Se han perdido amistades, negocios y hasta matrimonios por una crítica mal recibida. En este terreno tenemos como individuos mucho que aprender de la cultura científica. Resulta que en el terreno académico un colega que no critica un trabajo o una aportación se considera mediocre, falto de interés o incluso mal intencionado, al no aportar elementos de mejora o de cuestionamiento a la labor de sus pares. La crítica es indispensable en el quehacer científico y tecnológico. Y nadie que se respete en este campo se atrevería a matizar la crítica como constructiva o no. Toda crítica bien fundamentada construye, contribuye a una mejor aportación y un aprendizaje valiosísimo para quien es criticado.

Hace una semana cometí un error ortográfico, al mencionar una losa de concreto. Escribí loza, con “z”. Palabra homófona que es sinónimo de vajilla o de piezas de cerámica o porcelana. Aún sigo agradecida al lector que me sacó de la ignorancia (gracias Humberto), y me dio una lección de gentileza y espíritu crítico.

La formación científica me ha ayudado a ver en la crítica, no un ataque personal, sino una oportunidad de enmendar mi actuar. Este sábado, cuando llevaba a mi madre a casa de la Tía Ana, sonreí cuando llamó mi atención para que soltara el celular y avanzara en el embotellamiento.  Desde entonces, sigo manejando y sigo usando el celular, pero no al mismo tiempo (gracias Mami).